Al
sentarse a una mesa, evite dejarse caer en la silla. La postura correcta es con
la espalda recta si recostarse sobre el respaldo como si estuviera cansado y
con los antebrazos apoyados en la mesa.
No se balancee al sentarse, los pies se colocan
juntos delante de la silla, no se cruzan, ni colocan enganchados en las patas.
Es de caballeros jalar la silla para ayudar a
sentarse a una dama.
Para disponer una mesa, se empiezan a colocar los
cubiertos según el orden de la comida, sobre los lados de afuera hacia adentro.
A la derecha cucharas y cuchillos, a la izquierda los tenedores según el menú.
La servilleta va al lado izquierdo del comensal y
al empezar a usarla se coloca sobre el regazo, nunca como un babero, eso solo
lo hacen los niños pequeños. Jamás debe utilizarse como si fuera un pañuelo,
solo se utiliza para limpiarse los labios antes y después de beber, y para
limpiar cualquier pequeño residuo de comida de los labios.
Al levantarse de la mesa, la servilleta se coloca,
ligeramente arrugada en el lado derecho del plato, no se intenta doblar como si
no se hubiese utilizado.
Al llegar el momento de usar los cubiertos, fuera
los codos de la mesa.
Los
vasos con agua se servirán antes que los comensales se sienten a la mesa.
Las bebidas en la mesa deben ser servidas por la
derecha y arriba de los cubiertos.
Se colocan las copas siempre al frente, ordenándolas
de derecha a izquierda, vino blanco o tinto y al final la copa de agua.
Se mastica con la boca cerrada y mientras lo hace
no se habla, pero tampoco se vaya al extremo y se dedique solo a comer y a
comer un bocado tras otro.
Le gustó mucho la comida, ¡qué bien!, pero nunca
introduzca el pan al plato para limpiarlo.
Es preferible no pedir repetición de la comida,
pues puede poner en aprietos al anfitrión.
“Nunca,
jamás” se chupe los dedos, ni se limpie los dientes con la lengua o las uñas.
Nunca
coma, beba o ejecute una acción con una mano, mientras sostiene con la otra un
cubierto, un vaso o una taza.
Jugar con los cubiertos o hablar manipulándolos,
no es lo adecuado. Es correcto conversar con el cuchillo y el tenedor en las
manos mientras come, pero no lo es accionar o jugar con ellos.
Parta la carne conforme la ingiere, no toda a la
vez.
Para enfriar la sopa no se sopla, ni se llena la
cuchara y dejar caer el chorro en el plato o la taza, simplemente espere, o
bien, muévala un poco con la cuchara. Empiece a tomar la sopa por la orilla del
plato.
Al comer no se debe hacer ruido con los cubiertos
golpeando el plato, hay que procurar usarlos suavemente.
Son los alimentos los que se llevan a la boca y no
la boca a los alimentos, solo inclínese ligeramente al comer.
Si
al servirse se le cae algo fuera del plato, recójalo con el cuchillo y póngalo
a la orilla del plato, lo que no debe hacer es comerlo, recogerlo con la mano o
devolverlo al plato. No comente el hecho, actúe con discreción.
Mostrar ansiedad frente a un plato de comida,
porque le gusta mucho o porque tiene mucha hambre, es de mal gusto. La
naturalidad es el mejor principio de la educación.
Levante
ligeramente la cabeza cuando tome líquidos, pues el borde del vaso o tasa no
debe tocar su nariz. Nunca empine el vaso o la copa para tratar de tomar hasta
la última gota.
Una de las faltas más graves que puede cometer es
tomar líquidos cuando aún tenga comida en la boca.
Ningún alimento blando se corta con cuchillo, por
ejemplo: el huevo.
Cuando termina con la sopa, deje la cuchara en el
plato, con el mango hacia la derecha.
Siempre parta el pan con sus dedos.
Nunca se lleve el cuchillo a la boca.
Cuando le pongan o retiren el plato, aparte
amablemente el brazo correspondiente a fin de facilitar el servicio, no agradezca
constantemente.
No hay necesidad de comer hasta el último arroz
que le sirvan, pero tampoco es cierto el mito que dice “es mejor dejar un poco
de comida en el plato y no comer todo por educación”.
No gire el plato para comer lo del otro extremo,
coma lo que tenga frente a usted y de izquierda a derecha y de abajo hacia
arriba.
No haga preguntas a una persona en el preciso
momento en que se lleva el bocado a la boca, la pondría en apuros.
En una reunión, conversar sólo con una persona que
le interesa olvidándose de las demás, es mala educación.
Recuerde que en un sitio público no debe hablar
con voz muy alta.
Si desea hablar con una persona que está lejos de
usted, evite hacerlo por la espalda de quienes están cerca de usted.
En la mesa no hable de muertes, accidentes,
política, ni de cualquier tema que genere polémica. Modere su lenguaje.
Cuando algo le cause mucha risa en la mesa,
procure no reírse estruendosamente, sino con mesura.
Para pasar algo a una tercera persona, es mejor
pedir a quien está cerca de usted que por favor lo haga.
No es adecuado tocarse el cabello ni la cara
mientras come.
“Jamás” retocar en la mesa, ni en público el
maquillaje, ni tampoco arreglarse el cabello.
Antes de servir el postre, se despejará la mesa de
platos y cubiertos, incluso los que no se usó.
Si al terminar toma café o té recuerde que las
tazas tienen asa para que tome de ella. No se caliente las manos con el calor
de la taza.
Sírvase el azúcar que necesite, pues una vez
mojada la cuchara no es correcto meterla nuevamente en la azucarera, a menos
que haya una especial dentro de la misma.
Si toma café o té sin estar sentado a la mesa,
sostenga el plato y taza en la mano izquierda y lleve la taza a la boca con la
mano derecha.
Nunca deje la cucharita dentro de la taza, su
lugar está a la derecha, sobre el plato.
Si fuma asegúrese de no incomodar a los presentes,
cuide que el humo no llegue a la cara de otras personas, si así sucede, no deje
de disculparse.